El peso pesado no es compatible con la movilidad sostenible. Aquí es donde entra en juego el diseño ligero. La tecnología no solo mejora la autonomía, sino también la agilidad y el confort. Esto resuelve varios retos que los vehículos modernos tienen que superar.
La reducción del lastre es un requisito básico para trayectos largos. Dado que nuestros componentes basados en el diseño de estructuras aligeradas también se basan en el plástico, logramos un notable ahorro de peso de hasta un 40 % en comparación con las soluciones metálicas. La resistencia y la rigidez siguen siendo comparables o incluso mejoran.
Además, la tecnología SLW abre nuevas posibilidades de diseño. La integración funcional permite combinar varios componentes en una sola pieza. Esto es posible, entre otras cosas, gracias a la estructura de plástico reforzado: Las piezas pueden adoptar casi cualquier forma imaginable. Esto nos permite realizar aplicaciones que no serían imaginables con otros materiales.
Cuando varios componentes se convierten en uno solo, el diseño del vehículo es más sencillo y menos complicado. También porque la protección contra la corrosión es innecesaria con el plástico y se pueden integrar fácilmente otras funciones.